Hola, te quiero contar los resultados de un estudio de paladar hendido muy interesante que se hizo en el Hospital Universitario de Rennes, en Francia, utilizando vidrio bioactivo.
Se trata de una técnica que se usa en niños y adolescentes que nacieron con labio y paladar hendido, una condición donde la encía y el paladar no se cierran completamente cuando el bebé está en el vientre.
Cuando un niño nace con una fisura en el labio y/o el paladar (lo que comúnmente conocemos como labio leporino o paladar hendido), necesita varias cirugías a lo largo de su infancia para restaurar la forma y función de su boca.
Uno de los tratamientos que se hace entre los 8 y 12 años es un injerto alveolar secundario (abreviado como SABG). Es decir, se coloca un material dentro de la encía para cerrar ese espacio que quedó abierto, especialmente para que los dientes permanentes (como el colmillo) puedan salir correctamente.
Tradicionalmente, este injerto se hace con hueso del mismo paciente (por ejemplo, del hueso de la cadera). Pero este estudio quiso probar una alternativa: usar vidrio bioactivo 45S5, un material que no viene del cuerpo humano, pero que ayuda al hueso a regenerarse y cicatrizar.
¿Qué es el SABG y por qué es importante en el paladar hendido?
El SABG es una cirugía que se realiza generalmente entre los 5 y 7 años, después de expandir el maxilar con ortodoncia o antes de la erupción del canino permanente, entre los 9 y 11 años de edad.
Como ya lo mencionamos, su función es crear una base ósea sólida donde antes había un hueco debido a la fisura, permitiendo que salgan los dientes y que se forme una mordida funcional.
Ya vimos que tradicionalmente, esta cirugía se realiza usando hueso del propio paciente, por ejemplo de la cadera.
Pero esto tiene algunas desventajas, como dolor, dificultad para caminar, infecciones y más complicaciones.
¿El vidrio bioactivo 45S5 es menos invasivo?
Ahora los biomateriales son una opción y en especial un tipo de vidrio llamado vidrio bioactivo 45S5.
Ya que ayuda en evitar los inconvenientes como dolor postoperatorio, morbilidad en la zona donadora y tiempo quirúrgico prolongado.
Este material artificial se comporta de forma similar al hueso y ayuda a regenerar el tejido óseo perdido, sin necesidad de hacer una segunda cirugía para recolectar hueso del paciente.
Ahora, sigamos con la investigación.
¿A cuántos pacientes se les hizo este procedimiento?
En total, se revisaron 124 cirugías con vidrio bioactivo en 97 pacientes. Sin embargo, no todos los casos pudieron incluirse en el análisis final porque faltaban algunos estudios de seguimiento (como radiografías o controles). Después de hacer una depuración de los datos, se quedaron con 45 cirugías en 35 pacientes para hacer una evaluación detallada.
¿Quiénes eran los pacientes de paladar hendido?
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Tenían alrededor de 9 años cuando se les hizo la cirugía.
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La mayoría eran niños (71%) y el resto niñas (29%).
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Casi todos solo tenían la hendidura, sin otras malformaciones.
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Más de la mitad tenían hendidura bilateral (es decir, de los dos lados), y el lado izquierdo fue el más común.
También se registró qué tipo de hendidura tenían: algunas eran totales (que van desde el labio hasta el paladar), otras solo estaban en el labio o solo en la encía.
¿Cómo se evaluaron los resultados?
Después de la cirugía, los médicos hicieron tomografías (CBCT, un tipo de radiografía 3D) aproximadamente 2 años después para ver cómo se había integrado el material. También revisaron clínicamente a los pacientes unos 5 años y medio después para ver cómo estaban sus encías y dientes.
Con estos estudios, encontraron que el 84% de los injertos fueron exitosos según las radiografías. Es decir, el material de vidrio bioactivo funcionó muy bien para cerrar el espacio.
Además, evaluaron si los dientes que estaban cerca del injerto tenían encías normales o si presentaban recesiones (cuando la encía se retrae y deja expuesta la raíz del diente).
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El 46% de los casos tenían encías completamente normales.
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Un 38% tenía algo de recesión en los dientes de al lado.
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Solo 1 caso tuvo una recesión severa.
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También se vio que cuando había recesión, la encía tenía menos volumen.
¿Los pacientes del estudio recibieron ortodoncia?
¡Sí! De los 45 pacientes, solo 3 no usaron brackets. La gran mayoría sí.
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Comenzaron el tratamiento ortodóncico unos 3 años después de la cirugía, a los 12 años más o menos.
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El tratamiento con brackets duró unos 3 años en promedio, y terminaron alrededor de los 16 años.
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A algunos de ellos, además de ortodoncia, también se les hizo una cirugía de avance de mandíbula o maxilar (en casos más complejos).
¿Los pacientes tratados con paladar hendido tenían todos los dientes?
En la zona donde se hizo el injerto, no todos los pacientes tenían todos sus dientes permanentes:
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24 de ellos sí tenían todos sus dientes.
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Pero 12 no tenían los incisivos laterales (los dientes que están al lado de los paletos).
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En 6 casos, había dientes de más (supernumerarios).
A algunos de los dientes se les tuvo que extraer, sobre todo cuando tenían forma extraña (en forma de clavija) o cuando estaban impactados (no salieron bien).
Para resolver los espacios donde faltaban dientes, los ortodoncistas hicieron dos cosas:
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En algunos casos dejaron el espacio para luego poner un implante o una prótesis.
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En otros casos, cerraron el espacio moviendo los otros dientes, por ejemplo, haciendo que el colmillo ocupe el lugar del diente que falta.
¿Qué tan exitoso fue el tratamiento en general?
Si sumamos todo (las radiografías, cómo estaban las encías, si los dientes salieron bien, etc.), se consideró que el 71% de los casos fueron clínicamente exitosos.
También se compararon los resultados entre los pacientes que tenían dientes ausentes y los que tenían todos sus dientes en la zona del injerto:
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En ambos grupos los resultados fueron muy parecidos.
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No hubo diferencias importantes en el éxito clínico.
Sin embargo, algo curioso fue que en los pacientes que sí tenían todos sus dientes, los resultados en la tomografía CBCT a los 2 años sí estaban más relacionados con el éxito clínico a largo plazo. Es decir, si las radiografías salían bien, era más probable que el paciente tuviera encías sanas y dientes bien alineados más adelante. En cambio, en los que no tenían algunos dientes, eso no se cumplía igual.
En resumen:
Si tú o alguien cercano ha nacido con labio y paladar hendido, este estudio muestra que usar vidrio bioactivo en lugar de hueso del propio cuerpo puede ser una opción efectiva y menos invasiva para cerrar la encía y permitir que los dientes crezcan bien.
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Es seguro, tiene buenos resultados clínicos y radiográficos.
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Ayuda a que la ortodoncia funcione mejor.
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La mayoría de los pacientes tuvo un tratamiento exitoso, sin complicaciones importantes.
Esto podría hacer que en el futuro más pacientes puedan beneficiarse de este tipo de injertos, sin necesidad de tomar hueso de otra parte del cuerpo.
Verdier, E., Azzis, O., Marchand, M., Gatibelza, M. E., Davit-Béal, T., & Brézulie, D. (2025). Injerto óseo alveolar secundario de hendiduras con vidrio bioactivo 45S5: estado dental y periodontal a largo plazo. American Journal of Orthodontics and Dentofacial Orthopedics, 157(5), 661–670. https://doi.org/10.1016/j.ajodo.2025.03.015